A lo largo de las entradas publicadas anteriormente en este blog creo que ha quedado suficientemente clara mi afición a las cámaras compactas y a los mercadillos de fin de semana.
Lo cierto es que muchas de esas cámaras traían consigo un carrete en su interior. Por lo general no suele estar expuesto en su totalidad así que suelo utilizarlo para hacerle un pequeño test a la cámara.
Como no tengo muchas esperanzas en el mismo hago fotos sin importancia, lo justo para saber si abre y cierra, si enfoca correctamente... Imágenes bien iluminadas, alguna con flash, diferentes distancias focales si la lente es zoom y poco mas, dependiendo de las posibilidades que ofrezca el equipo en cuestión. Normalmente son carretes que guardo y cuando hago un ciclo de revelado color aprovecho los últimos coletazos de la química antes de que se agote definitivamente y revelo todos juntos para sacar las conclusiones pertinentes.
Entrar a calificar a aquellos anteriores propietarios que ni se molestaron en revelar sus últimas fotos antes del presumible salto al digital me parece gratuito ya que desconozco como salieron las cámaras adquiridas por mi de sus vidas, quizás perdidas, robadas o abandonadas en un cajón.
Recuerdo el primero que revelé de estas características porque me partió el corazón... Fue adquirido en un mercadillo al típico vendedor al que tengo clasificado como "casas de muerto"...era una magnifica Olympus pen de medio fotograma en perfecto estado, una maravilla. Quedaban un buen montón de fotos por hacer así que no me lo pensé dos veces y lo acabe aquella misma mañana sacándolas por allí. Cuando pude ver el resultado las imágenes no podían ser mas tristes. Las diez o doce imágenes expuestas por sus anteriores propietarios eran una pareja de ancianos, primero él sentado a la mesa a punto de comer, luego ella sentada en la misma posición, sentado en el sofá, sentada en el sofá y así la docena de imágenes en las que iban posando en sus rutinas diarias y fotografiándose el uno al otro, como queriendo dejar testimonio de sus actividades ya en la recta final de sus vidas.... Evidentemente a nadie interesó y allí quedó el carrete hasta que fue adquirido por mi...una pena.
Lo cierto es que en esos carretes he encontrado de todo, viajes, niños, incluso escenas explícitas de partos en hospitales. También muchos estaban totalmente velados ya sea por la acción del calor sobre las cámaras durante largas temporadas al sol esperando nuevo dueño o por haber sido abiertas por posibles compradores antes que yo sin que el carrete estuviese rebobinado.
Aquí dejo una selección de esas imágenes intentando en la medida de lo posible respetar a sus anteriores dueños.